Microsoft culpa a Europa por la catástrofe global de CrowdStrike

Microsoft culpa a Europa por la catástrofe global de CrowdStrike

**La Gran Falla de Windows causada por una actualización de CrowdStrike: El caos mundial explicado por Microsoft**

En un evento que paralizó aeropuertos, cerró hospitales y sacó del aire estaciones de televisión, una actualización defectuosa de Windows causó estragos en millones de computadoras en todo el mundo. La empresa de seguridad CrowdStrike admitió que su actualización fue la responsable de este desastroso incidente, conocido comúnmente como el «Blue Screen of Death».

Microsoft, por su parte, ha señalado que la razón por la cual una actualización aparentemente inofensiva pudo tener un impacto global tan catastrófico se debe a las demandas impuestas por la Comisión Europea. Según un portavoz de la empresa, los acuerdos con la CE impiden a Microsoft asegurar sus sistemas de la misma manera que lo hace Apple.

En 2009, Microsoft llegó a un acuerdo con la Comisión Europea en el que se comprometió a brindar igual acceso a los desarrolladores de seguridad de Windows que al propio equipo de la empresa. Esto permitió a CrowdStrike lanzar una actualización sin que Microsoft tuviera conocimiento de ello, lo que desencadenó la cadena de eventos que llevó al caos informático a nivel mundial.

Este incidente pone de relieve la complejidad de las relaciones entre las grandes empresas de tecnología y los organismos reguladores. Aunque la intención de la Comisión Europea era fomentar la competencia y la transparencia en el mercado, en este caso específico, sus demandas tuvieron consecuencias inesperadas y perjudiciales para millones de usuarios de Windows en todo el mundo.

En conclusión, la falla masiva de Windows causada por la actualización de CrowdStrike es un recordatorio de la interconexión y la fragilidad de nuestro ecosistema digital. Las decisiones tomadas a nivel regulatorio pueden tener un impacto inesperado y devastador en la vida cotidiana de las personas. Es fundamental que las empresas y los organismos reguladores trabajen juntos de manera colaborativa y transparente para evitar futuros incidentes de esta magnitud.



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